Lampara realizada con una trompeta. |
Lo primero que debemos tener en cuenta es que hay que utilizar los diferentes tipos de luces y combinarlos entre sí. Tenemos la iluminación indirecta -te recomendamos que además pueda regularse su intensidad-, la directa, las iluminaciones especiales para diferentes actividades... Es muy importante no caer en el error de emplear demasiada luz, ya que debemos evitar que esta nos deslumbre. Para evitar este contratiempo, trata de no emplear el color blanco en las pareces (empléalo tan solo en estancias pequeñas con poca iluminación natural para darle mayor amplitud) y de usar lámparas incandescentes.
La luz nos permite también llamar la atención sobre un objeto determinado, ya sea dándole volumen mediante luminarias colocadas tanto a un lado como detrás de él, o resaltándolo mediante una iluminación colocada justo debajo. Este método se emplea para resaltar un acuario, cuadros, esculturas o la propia fachada de nuestra casa.
No te olvides de evitar las sombras molestas. A la hora de colocar una lámpara en el techo, por ejemplo, ten en cuenta que si la colocas justo sobre el escritorio, ésta proyectará sombras molestas cuando estés trabajando o leyendo y te inclines hacia delante. Para evitarlo, coloca una luz delante o en el lateral de la mesa. Del mismo modo, no coloques iluminación directa que caiga sobre los sofás o sillones, ya que resulta molesta cuando estás sentado en ellos.
No te olvides nunca de realizar pruebas para comprobar si la luz es excesiva y deslumbra o provoca sombras molestas antes de colocar definitivamente la iluminación.
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