lunes, 9 de julio de 2012

La técnica del dorado al agua

El dorado al agua es una de las dos técnicas más usadas en la actualidad. A continuación explicaremos brevemente su proceso.

Detalle del frontal del espejo, después de la restauración
con dorado al agua.
Lo primero que deberemos hacer es preparar el agua para dorar. Es una elaboración sencilla en la que se mezclan agua, alcohol y unos pocos gramos de cola de conejo. La masa resultante la calentamos al baño María hasta que adquiera el punto deseado.

Conviene recordar que las láminas de pan de oro (también pueden ser de plata, bronce...) son muy finas y delicadas, por lo que deberemos tener el máximo cuidado a la hora de manipularlas. Para evitar que cualquier corriente de aire se las lleve, deberemos cerrar puertas y ventanas antes de comenzar a trabajar. Incluso contener la respiración a la hora de cogerlas del pomazón. Es más, debemos evitar tocar con los dedos el pomazón y utilizar siempre la polonesa para manipular el pan de oro, ya que este es muy delicado y en caso de tocarlo con nuestras manos podríamos destruirlo con gran rapidez. También debemos desengrasar con alcohol el cuchillo para dorar antes de utilizarlo.

Espejo restaurado con la técnica del
dorado al agua. 
Una vez tomadas todas las precauciones, cortaremos las láminas en cuadrados pequeños que se adapten al tamaño que deseamos. Estos cortes los realizaremos con un cuchillo inoxidable muy afilado, para ello, colocaremos el cuchillo sobre el pan de oro y presionaremos ligeramente mientras realizamos un movimiento de ida y vuelta con cuidado de no cortar la superficie del pomazón.

Con las láminas ya cortadas, procederemos a humedecer la superficie a dorar con el agua para dorar que hemos preparado. Para este proceso emplearemos un pincel de pelo de ardilla.

Después cogeremos con la polonesa el pan de oro y lo colocaremos sobre la superficie bien mojada. Para coger las láminas con la polonesa hay un truco bien sencillo que consiste en frotar la polonesa sobre la nuestra mano para cargarla de electricidad estática. El pan de oro, al ser muy fino y ligero, será atraído por la electricidad estática y se quedará "pegado" a la polonesa.

Las láminas de oro se irán extendiendo solas sobre el bol mojado, por lo que tan solo tenemos que depositarlas con la polonesa y estar atentos a posibles burbujas que deberemos retirar golpeándolas suavemente con un pincel.

Repetiremos poco a poco este proceso hasta que hayamos cubierto toda la superficie a dorar. Si vemos algún agujero, deberemos volver a realizar el proceso sobre esa zona hasta cubrirla totalmente.


Diferentes acabados de dorado. 
Dejaremos secar el dorado durante alrededor de hora y media para, con la ayuda del bruñidor, proceder a pulir la zona a continuación. Notaremos como se va puliendo la zona porque la parte que estamos trabajando se vuelve brillante y contrasta con el resto de zonas que aún están por pulir, que son de color mate. Cuando esté toda la superficie pulida, la limpiaremos con un pincel de pelo suave para eliminar las impurezas.

Si en una última revisión volvemos a notar agujeros, deberemos volver a aplicar el pan de oro con el proceso que hemos señalado hasta dejar la superficie uniforme.

Para finalizar, protegeremos el dorado aplicando sobre el mismo goma laca transparente que previamente habremos diluido empleando un 50 % de alcohol de 90 grados.





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